domingo, 6 de julio de 2014

Meditando...El Águila y la tormenta




EL AGUILA NO REHUYE LA TORMENTA



Texto Bíblico: Salmo 103:1-5


Contexto: Isaías 40:29-31


El águila al borde de su propia muerte extiende ampliamente sus alas agigantando su figura. Cuando alguien con sus pies firmes en la tierra vea desde su poco más de metro y medio de altura, a un águila volando directamente hacia un temible frente de tormenta podría pensar en la "tonta" decisión del animal que no huye del fenómeno. Sin embargo desde la altura del águila la realidad es muy distinta. El águila sabe que frente a la tormenta, lo mejor que puede hacer es no volar dejándose perseguir continuamente por las grises nubes. Muy por el contrario se dirigirá de frente a ella, desplegará sus alas tan grandes como le sea posible con lo que el tempestuoso viento la empujará hacia arriba hasta que, luego de soportar durante un centenar de metros la oscuridad de la nube, por fin verá el sol y habrá dejado la temible tormenta a sus pies... De esta forma, cuando nos vemos circundados por un problema, lejos de tratar de huir temporalmente –en cuyo caso seremos constantemente perseguidos por él- podemos elegir desplegar nuestras alas... tomar conciencia de la grandeza de nuestra vida... de lo que verdaderamente somos... de nuestras reales capacidades... de aquello que está en nosotros mismos... Cuanto mayor sea el problema, más grande mostraremos nuestras alas, nuestra figura... y enfrentando la circunstancia podremos soportar los tempestuosos momentos convencidos de que Cristo está con nosotros...

Cuando el águila afronta el momento culminante de su vida, cuando avizora el momento final de su existencia, lejos de amedrentarse, de recluirse, de cerrarse en si misma, realiza el mayor de los esfuerzos de toda su vida en desplegar sus alas hasta que la sombra que produzca sea la mayor jamás vista. Así se eleva hasta las mayores de las alturas donde encontrará el lugar que ella misma elige para su muerte. La última imagen que puedas tener de un águila siempre será la de la majestuosidad de su figura con sus alas extendidas. ahora reflexionado, y es que si lo puede hacer un simple animal como el águila... ¿Será posible qué también ésta sea la actitud en nuestras vidas? Cuando veas que todo se te ha acabado, que ya no tienes fuerzas, que humanamente no hay solución, que todas las puertas se te han cerrado; lo motivo a seguir adelante con paso firme y seguro en busca de la meta final. En los momentos difíciles Dios te dice: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10. Así que, adelante que con Cristo somos más que vencedores. Claro que “SI SE PUEDE”


EL ÁGUILA Y SU EXISTENCIA

El águila a los 40 años tiene dos alternativas: morir o enfrentar un dolorido proceso de renovación que durara 150 días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

En nuestras vidas, llegará un momento en que tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación para continuar el vuelo de victoria, debemos desprendernos de maldiciones, costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor.Solamente libres del peso del pecado y del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.


Fuente:

http://jesuselcaminoadios.blogspot.com.es/





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