El año pasado leí dos veces un libro que me regaló Patricio llamado: The Grace Awakening, que se refiere al despertar del cristiano respecto a la importancia y la grandeza de la gracia de Dios en su vida.
El autor escribió (su opinión) que después de la Biblia el libro más grande que jamás se haya escrito es Pilgrim's Progress (El Progreso del Peregrino), una novela alegórica publicada por primera vez en inglés a mediados del siglo 17. Últimamente me he puesto a leer este libro.
El protagonista, llamado Cristiano, hace un viaje imaginario en el que va aprendiendo lo que es el vivir de un creyente que desea hacer la voluntad de Dios. En el camino es ayudado y aconsejado por hombres y mujeres que personifican virtudes (por ejemplo, Paciencia) y malaconsejado por otros que personifican debilidades humanas (por ejemplo, Hipocresía).
Hablando con una persona llamada Prudencia, Cristiano se queja de sus viejos hábitos carnales que le estorban en su empeño de vivir según la voluntad de Dios. Esto es lo descrito en Romanos 7:18-24:
Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
....
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Prudencia le pregunta a Cristiano si hay ocasiones en las que consigue dar por vencidas estas carnalidades. Cristiano le responde que sí pero que esto lo logra con poca frecuencia y que para él estas son "horas doradas".
Prudencia le pregunta que qué es lo que hace para conseguirlo. Cristiano le responde:
"Cuando pienso en lo que vi en la cruz [o sea, la obra completada de Cristo], eso me sirve;
y cuando me fijo en el abrigo bordado que llevo puesto [representando su nueva naturaleza], eso me sirve;
y cuando miro en el rollo de pergamino que llevo [las Sagradas Escrituras], eso me sirve;
y cuando me consuelan mis pensamientos acerca de mi destino [nuestra esperanza], eso me sirve; ".
El relato claramente contiene verdades y principios que son válidos para nosotros (cristianos creyentes) hoy: sí, se requiere que pongamos de nuestra parte atención y disciplina en el pensar. Pero la recompensa es grande: gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento (I Timoteo 6:6).
Una y otra vez meditando en las palabras de Dios que nos recuerdan la obra completa de Cristo, en quiénes somos ahora en él y en la vida que nos aguarda en el paraíso nos lleva a esas "horas doradas" en nuestro caminar con el Padre.
Lo erróneo que expresa Cristiano es que esto se consigue con poca frecuencia. Romanos 7:25 nos da la respuesta a la pregunta del versículo 24 (¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?):
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro....
Él ya ha ganado por y para nosotros la justicia, la redención y la salvación que nosotros jamás podríamos haber ganado por nuestra cuenta. Nosotros no tenemos que esforzarnos ni luchar para conseguir lo que ya está hecho sino caminar en ello. Y a pesar de las dificultades y los desafíos que se nos presentan cada día, para nosotros el disfrutar de esas "horas doradas" en nuestro caminar con el Padre puede ser y es una norma.
De José Thomas
Este apartado de "Meditando en y con Dios" es un conjunto de escritos, que en realidad son meditaciones de hermanos en Cristo, con Dios y sobre Dios, inspirados por el espíritu. Una gran parte de estos escritos son de hermanos que pertenecen a distintos Ministerios, incluso habrá escritos que pertenezcan al siglo pasado, y, en muchos de los casos, lo único (y más importante) que tienen en común es el espíritu que está en ellos, el de Nuestro Señor Jesucristo, y por tanto, el pertenecer al Glorioso Cuerpo de Cristo.
ResponderEliminar